
Pechugas de pollo picantes al limón con pan crujiente
Receta fácil que puedes transformar en ensalada
Fuente:
Liliana Fuchs / Directo al Paladar
Todos
sabemos que las pechugas de pollo son la
proteína más conocida para tener siempre en la nevera,
económica y baja en grasas, rápida de cocinar y apropiada para casi todas las
edades. El problema es que solemos caer en la monotonía de cocinarlas a la
plancha y ya, así que hoy vamos a darle un poco de alegría a esta carne magra.
La receta
de las pechugas de pollo
picantes al limón combina dos técnicas para lograr un gran
sabor y textura jugosa en una pieza que puede resultar insípida y seca si no se
prepara bien. Adaptando las indicaciones de su autor original, la sugerencia de
acompañarlas con una base de lechuga romana y tostadas caseras funciona de
maravilla y permite convertir el plato en una ensalada templada.
La idea es
ahorrarnos el marinado previo que tan bien sienta al pollo, para tener el plato
listo en media hora. Para ello, se
cocina primero la carne a fuego fuerte en la plancha,
marcándolo por ambos lados, y después se añade agua, tapándolo, para terminar
la cocción creando humedad en el interior. Se marina después, echando
la salsa de limón al retirar del fuego.
Ingredientes:
4 Pechugas de pollo pequeñas
4 Pan de barra o de hogaza en rebanadas
80 ml Aceite de oliva virgen extra
60 ml Zumo de limón
1 Ralladura de limón
1 Diente de ajo rallado muy fino
1 cucharadita de Orégano seco
1/2 o 1 cucharadita de Chile en copos
Lechuga romana o al gusto
Pimienta negra molida
Sal
Preparación:
Si es posible, sacar el pollo de la nevera unos
minutos para que se atempere y secar con papel de cocina. Precalentar el horno
a 190ºC, lavar los limones (necesitaremos 1 o 2, según tamaño), exprimir el
zumo y reservar uno para rallar la piel fina. Rallar o picar muy fino el ajo.
Lavar y secar la lechuga.
Colocar las rebanadas de pan (esta receta es
perfecta para aprovechar una barra mediocre ya algo rancia) en una fuente,
pintar con dos cucharadas de aceite, salar ligeramente y hornear 10-15 minutos,
dándoles la vuelta a mitad del tiempo. Deben quedar muy doradas y crujientes,
sin quemarse.
Batir en un cuenco tres cucharadas de aceite
restante con el zumo de limón, la ralladura, el orégano, el ajo, los copos de
chile y 1/2 cucharadita de sal. Reservar.
Calentar una buena sartén o tipo skillet con el
aceite restante, salpimentar el pollo y dorar a fuego medio-fuerte hasta que
quede dorado por ambas caras, girándolos solo una vez; serán unos 5-7 minutos
por cada lado.
Agregar 60 ml de agua, tapar y mantener la cocción
unos entre 5-10 minutos, según el grosor del pollo. Comprobar que no está aún
crudo por dentro con un pequeño corte o un termómetro de carnes y retirar.
Echar la
marinada de limón por encima, mezclando bien todas las piezas. Disponer una
fuente con la base de lechuga, añadir
el pollo y repartir el pan crujiente roto en piezas con las
manos. Si se desea, añadir un poco más de orégano, pimienta o ralladura de
limón.
Si ponemos
una base más generosa de lechuga bajo las pechugas tendremos ya la guarnición
incluida para estas pechugas
picantes al limón. Podemos llevar a la mesa algo de arroz
aromático tipo basmati, o unas patatas (papas) cocidas o asadas, aprovechando
que encendemos el horno. También le iría de excelente acompañante una ensalada
de pimientos asados.